El malware continúa siendo una de las principales amenazas dentro del entorno digital, evolucionando constantemente en complejidad y alcance. Programas maliciosos como ransomware, spyware y troyanos se adaptan rápidamente a nuevas defensas y vulnerabilidades.

A nivel técnico, el malware se diseña para infiltrarse en sistemas, robar información, interrumpir operaciones o tomar control de dispositivos. Su detección exige herramientas avanzadas de análisis, así como una comprensión profunda del comportamiento del software malicioso.
En la práctica, la prevención del malware no depende únicamente del uso de antivirus, sino de una estrategia integral que incluya actualizaciones constantes, buenas prácticas de navegación y una cultura de seguridad digital bien establecida.













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