Una red Wi-Fi insegura es una puerta abierta a ciberdelincuentes, vecinos abusivos o incluso malware. A pesar de su importancia, muchas personas siguen dejando configuraciones por defecto o contraseñas débiles en sus routers domésticos o empresariales.

Para empezar, cambia el nombre de la red (SSID) y evita usar datos personales. Luego, activa el cifrado WPA3 (o al menos WPA2) y configura una contraseña robusta que combine letras, números y símbolos. También es recomendable desactivar el WPS, que puede ser vulnerable a ataques de fuerza bruta, y mantener el firmware del router siempre actualizado.
En entornos empresariales, se recomienda crear redes separadas para invitados, limitar el acceso por MAC address, y monitorear el tráfico en busca de comportamientos sospechosos.
Tip extra: no olvides revisar qué dispositivos están conectados a tu red cada cierto tiempo. Podrías llevarte sorpresas.
¿Ya revisaste si tu Wi-Fi está realmente seguro o solo confías en que nadie se dará cuenta?













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