El hacking ético representa una disciplina orientada a fortalecer la seguridad de los sistemas mediante la identificación controlada de vulnerabilidades. Lejos de prácticas ilegales, su objetivo es la prevención.

Técnicamente, los hackers éticos utilizan herramientas de análisis, pruebas de penetración y simulaciones de ataque para evaluar infraestructuras digitales.
En el entorno profesional, esta práctica es clave para anticipar riesgos y mejorar la resiliencia de los sistemas tecnológicos.












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