El pasado 16 de marzo se produjo la presentación de la serie Rocket Lake-S. Por aquel entonces, ya se tenía en manos el Intel Core i9 11900K, un procesador que se convierte en el abanderado de la nueva generación de CPUs de alto rendimiento para consumo general del gigante del chip, y que supone una última puesta a punto del proceso de fabricación de 14 nm.
Como podemos apreciar, hay diferencias importantes. El Intel Core i9 11900K utiliza una arquitectura mucho más avanzada, tanto a nivel de CPU como de GPU integrada, y esto le permite ofrecer un mayor IPC (instrucciones por ciclo de reloj), y un mayor rendimiento gráfico. Un mayor IPC quiere decir que un procesador rendirá más que otro con menor IPC, aunque ambos tengan la misma frecuencia de trabajo y el mismo número de núcleos.
Es cierto que el Intel Core i9 11900K tiene dos núcleos y cuatro hilos menos que el Core i9 11900K, pero como podemos ver lo compensa con una arquitectura, y con una plataforma, más avanzadas. En líneas generales no hay ninguna duda, el Core i9 11900K adopta un enfoque más realista y centrado en cumplir con las verdaderas exigencias de los juegos y de las principales aplicaciones dentro del mercado de consumo general, y prescinde de todo aquello que no es realmente necesario.
El Intel Core i9 11900K mantiene el diseño de núcleo monolítico que hemos visto en generaciones anteriores, lo que significa que todos los núcleos, y todos los elementos del procesador, se encuentran integrados en un único chip. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, este diseño permite alcanzar unas velocidades de trabajo más altas comparado con el techo de las arquitecturas actuales basadas en un diseño MCM, aunque con la llegada de Zen 3 AMD ha logrado recortar distancias y ha trasladado algunas de esas ventajas a su diseño MCM. La más importante fue, sin duda, la unificación de la caché L3 a nivel de chiplet.
Por tanto, el Intel Core i9 11900K utiliza ocho núcleos Sunny Cove y una GPU Xe Gen 12. Estos cambios se traducen en una mejora del IPC de hasta un 19% a nivel de CPU frente a Comet Lake-S, y en una mejora de rendimiento de hasta el 50% a nivel de GPU frente a la generación utilizada en Comet Lake-S (Gen9.5)