Stalkerware

No es nada nuevo. El espionaje sentimental existe desde siempre. Pero hoy en día, las aplicaciones de espionaje en versión comercial, con las que stalkear a tu pareja, han dado alas al asunto y están arrasando en el mercado desde hace unos años. Pero ojo, son ilegales y su práctica está recogida como delito en el Código Penal.

Las herramientas más contemporáneas y más populares entre los celosos compulsivos son las llamadas ‘stalkerware’ o virus del acosador, una serie de aplicaciones que espían qué haces con el móvil y dónde te encuentras en cada momento para luego poner toda esta información a disposición del que te espía sin tu consentimiento, normalmente la pareja o la ex pareja. Si en 2005 una compañía telefónica sueca realizó un estudio por el que se demostró que dos de cada tres personas (y eran suecos, no mediterráneos) espiaban el móvil de su pareja.

De hecho, hasta hace poco este tipo de aplicaciones espía se habían estado publicitando en redes sociales sin ningún tipo de obstáculo, y se podían descargar por un coste muy reducido en las Play Store de Apple y Google. Además, con la proliferación de dispositivos conectados a internet (el internet de las cosas) cada vez hay más herramientas de espionaje a disposición de aquellas personas que quieren controlar a sus parejas.

Pero… ¿no eran ilegales? Sí, el espionaje del móvil de tu pareja usado a menudo para recopilar pruebas de una relación extramatrimonial y aportarlas a un pleito civil está penado con cárcel. Es el “delito de descubrimiento y revelación de secretos” castigado en el Código Penal con entre uno y cuatro años de prisión, con el agravante de parentesco.

Pero eso no quiere decir que no puedan instalarse en un teléfono y que estas apps se anuncien asegurando que no serás descubierto y que la persona propietaria del móvil no se dará cuenta. ¿Cómo funcionan? Dejas el móvil unos minutos sin supervisión y la persona que lo va a espiar descarga una de estas apps en tu dispositivo. O las hay que también funcionan enviando un enlace que clicas y ya estás dentro. Así de fácil.

Las stalkerware permanecen ocultas y mantienen al espía informado en todo momento sobre la ubicación del dispositivo, el historial de navegación, los mensajes SMS, las conversaciones en redes sociales, las fotos y demás acciones con el teléfono móvil. Incluso las hay que registran vídeos o audios.

Todos los datos obtenidos del teléfono espiado se suben a un servidor al que el espía accede, aunque con el riesgo añadido de que no solo el espía puede acceder sino también cualquiera que tenga los conocimientos para hacerlo.

Este tipo de aplicaciones se amparan bajo el paraguas de permisividad que la ley otorga a otras aplicaciones de control parental, pero que finalmente no son usadas para tal fin, y gracias a los informes que regularmente lanzan empresas de ciberseguridad como Avast, grandes plataformas como Google retiraban recientemente de su tienda varias apps de este tipo que se vendían en su Play Store: Spy Kids Tracker, Phone Cell Tracker, Mobile Tracking, Spy Tracker, SMS Tracker o Employee Work Spy y que estaban siendo utilizadas con fines desconocidos que ponían en peligro a los usuarios de sus dispositivos.

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