1. A PARTIR DE UNA FRASE.
Piensa en una frase que tenga algún significado para ti y, a ser posible, para nadie más. Que no sea ni muy corta, para que sea difícil de adivinar, ni muy larga, para que la puedas recordar fácilmente. Si tienen mayúsculas y números, mejor.
2. COMBINA DOS PALABRAS.
Elige dos palabras (de nuevo, mejor si significan algo solo para ti) y construye otra alternando sus letras.
3. CONVIERTE LAS VOCALES EN NÚMEROS.
Es un truco bastante popular que los ciberdelincuentes ya conocen y sortean, pero que puede funcionar muy bien para complementar alguno de los otros sistemas.
4. SIN VOCALES.
En lugar de reemplazarlas por números como en el ejemplo anterior, puede uno eliminar las vocales por completo. Si además se parten de un término inventado, la contraseña resultante será más difícil.
5. EL TRUCO DEL TECLADO.
De nuevo se trata de reemplazar, pero en este caso números por letras. En primer lugar, se tiene que escoger una sucesión de cifras que te resulte fácil de recordar.
6. UNA PALABRA Y UN NÚMERO MEZCLADOS (PERO NO AGITADOS).
Es fácil, pero elige palabras y números que tengan los mismos caracteres para hacerlo todavía más sencillo. El truco está en ir colocando las letras una a una, intercalando las cifras del número pero a la inversa.
7. CAMÚFLATE CON EL ENTORNO.
Usar la misma contraseña en varios servicios o herramientas es una terrible idea, pero un sencillo truco puede hacer que tu clave se vuelva todoterreno sin tener que recordar varios términos.
8. NO SIGAS A LA MASA.
Algunos atacantes no solo son muy listos, sino que dedican muchas, muchas horas a pensar en cómo averiguar tu contraseña. Conocen todos estos métodos, y su efectividad depende de lo bien que los combines entre sí y de las palabras o números que utilices como punto de partida.